Beneficios psicológicos del running (2)
En el artículo publicado en este blog el pasado viernes 19 de junio, se puso de manifiesto la enorme importancia que tiene la práctica habitual del running sobre nuestro bienestar personal a nivel psicológico, prestando especial atención a aquellos beneficios que podemos considerar directos, como la mejora de nuestra autoconfianza, sensación de bienestar e incremento de nuestra actividad intelectual, y, de forma complementaria, la mejora de nuestra autoestima y capacidad de superación, gracias a la consecución con éxito de los objetivos y metas que nos marcamos, consciente o inconscientemente, en nuestra rutina de entrenamiento diaria.
Pero además de estos beneficios psicológicos directos, la práctica del running nos ofrece una gran cantidad de recompensas indirectas, que pasamos a enumerar a continuación:
- El hecho de marcarnos una disciplina para el desarrollo de una rutina semanal permite salirnos de la vorágine de nuestra vida diaria, dándonos la posibilidad de meditar y analizar durante este “tiempo muerto” nuestros problemas laborales o personales desde una óptica fuera de la zona de conflicto.
- El running es una disciplina que, aunque permite su desarrollo en grupo, tiene un marcado componente individual, favoreciendo el desarrollo y la capacidad personal de forma autónoma.
- En relación con el punto anterior, se trata de un deporte en el que nuestro rival somos nosotros mismos, lo que evita una posible sensación de derrota. El running se considera un deporte de oposición indirecta, ya que aunque pueden existir rivales en el desarrollo de una competición no influyen sobre nuestra propia ejecución deportiva. Por tanto, potencia la percepción de nuestro control interno sobre la situación, ya que seremos conscientes de que el éxito o la derrota viene motivado por aspectos internos relacionados con nuestro rendimiento personal, no por causas externas.
- Además, la práctica del running influye sobre dos motivaciones esenciales del ser humano, como son la motivación centrada en la tarea, donde la importancia está en el proceso personal más que en los resultados obtenidos, y la motivación cotidiana, basada en el disfrute de la actividad en si misma, lo que potencia de forma indirecta la obtención de resultados.
- Por último, los efectos positivos del entrenamiento sobre nuestra condición física y nuestra imagen corporal redundan en un crecimiento de nuestra autoestima y capacidad de socialización.